Algunos alimentos que ayudan a reducir los factores de riesgo y protegen el cerebro:
Antioxidantes. Reducir el consumo de sal y grasas saturadas es sólo el primer paso hacia la salud. Un estudio dirigido en parte por el Instituto Nacional de Cardiología, Neumología y Hematología de Estados Unidos reveló que una dieta abundante en frutas, verduras y alimentos lácteos descremados reduce la presión arterial casi tanto como los fármacos, al parecer gracias a la combinación de antioxidantes, minerales y fibra. Es útil también comer salmón y atún, cuyo alto contenido de ácidos grasos omega 3 se ha asociado con una menor incidencia de infartos y depresión. Para la óptima nutrición cerebral, coma en abundancia arándanos azules y fresas, que son ricos en antocianinas, antioxidantes presentes en los pigmentos rojos y morados que también dan color a uvas rojas, ciruelas y cerezas. Los estudios indican que las antocianinas preservan la capacidad de las neuronas para reaccionar a los neurotransmisores y previenen la formación de coágulos. La espinaca es otra mina de antioxidantes: betacaroteno, vitamina C y ácido fólico.
*Ajo y soya. En ocho estudios realizados por científicos británicos y estadounidenses se observó que el ajo reduce mucho la hipertensión. También las personas sanas obtienen beneficios, pues, según el respetado herborista Varro Tyler, el ajo preserva la flexibilidad vascular. Tyler aconseja comer uno o dos dientes (cuatro gramos) crudos o poco cocidos al día, o tomar tres o cuatro cápsulas de 250 miligramos de extracto rico en alicina. Asimismo, más de 40 estudios demuestran la eficacia de la soya para reducir la concentración de colesterol en la sangre. Aún mejor, explica el dietista y experto en soya Mark Messina, las sustancias presentes en esta popular legumbre quizá inhiban la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LBD), o colesterol malo, la cual favorece la obstrucción de las arterias.
*Vitaminas. Se ha dado mucha publicidad al ácido fólico y otras vitaminas del complejo B por su eficacia para prevenir defectos congénitos y combatir males del corazón, pero estos nutrientes también pueden ayudar a mantener despejada la red vascular del cerebro. En ciertos estudios sobre la relación entre el exceso de homocisteína y el deterioro mental, se observó que los ancianos que tenían mala memoria presentaban deficiencia de ácido fólico y de vitaminas B6 y B12. Esta última es esencial para conservar la salud de las neuronas. "Una carencia grave puede lesionar los nervios y alterar la función neurológica", dice Katherine Tucker, epidemióloga nutricional de la Universidad Tufts. El riesgo persiste aun si la concentración de la vitamina está en el límite mínimo normal.